Un mejor futuro para la familia.

Maria y su esposo alquilaron durante un año, sin embargo, con la espera de la llegada de su hijo, decidieron dar el paso de construir su vivienda porque su hijo merece la estabilidad que un hogar propio le puede brindar.

“Nos enteramos de la fundación porque hace años mi hermano construyó con ustedes, y nos dijo que era una buena oportunidad, sobre todo porque dan opciones y facilidades, por lo que pudimos ver que nosotros sí podíamos construir nuestro sueño.”

Tener una casa propia era una meta con mi esposo, y aunque es un crédito a uno lo favorece, porque con la casa ya terminada solo tiene que ir pagando poco a poco y el dinero lo invierte en la familia.

“Ahora sentimos la diferencia, es más cómodo, uno puede decidir sobre todo y hacer lo que necesita, pagamos por lo propio, tenemos la libertad de decidir,  nos sentimos felices, ahora el bebé ya puede crecer en su propio hogar, no hay que mudarse de un lugar a otro, ni preocuparnos de que que nos pidan la casa y no tener a donde irnos, acá hay mucha comodidad.”

El esfuerzo por la familia siempre vale la pena.

Samuel, su esposa y dos hijos son los propietarios de una vivienda Hábitat, él es fisioterapeuta y también es capacitador para el  uso correcto de silla de ruedas por lo que viaja muy seguido y su esposa se encarga del hogar.

Él nos relata que durante mucho tiempo él alquiló una vivienda; sin embargo, ya con su terreno su esposa y él decidieron que lo más conveniente era tener una casa propia, en vez de seguir alquilando, ya que el dinero que antes se iba en pagar alquiler, ahora lo invierten en su propia casa, con aquello de que si su familia crece, ellos pueden también ampliar su vivienda para que todos estén cómodos.

“Nos enteramos de la Fundación a través de una vecina, ella nos habló muy bien de la Fundación, y por esto fue que los buscamos, y nos animamos a construir. Durante el proceso de se involucró toda la familia, mi papá ayudó a coordinar, mi esposa y mis hijos también ayudaron con los blocks y el piedrín, la construimos durante la pandemia y esto atrasó la construcción, sin embargo, acá estamos ya, disfrutando de la casita. Nos sentimos contentos, cómodos y seguros de que nadie nos va a sacar, ahora la estabilidad ya la tenemos.” Samuel.

Invertir y construir siempre es un riesgo y un sacrificio,  invitamos a todas las personas que se arriesguen al cambio vale la pena invertir en una vivienda propia para la familia.

Una familia, una amistad y Hábitat construyendo juntos el futuro.

Lorna, su esposo Tomás, y sus tres hijos, Josselyn, Jorge y Lupita, son los orgullosos dueños de una vivienda de Hábitat. Tomás trabaja en el mercado de la ciudad de Guatemala, mientras que Lorna se dedica a tejer ropa típica para vender.

Antes de construir su casa, Lorna y su familia solían vivir con los padres de Tomás y 11 parientes más. El espacio cada vez se redujo más para la familia en crecimiento. Por esta razón pensaron que era hora de construir su propia casa. Iniciaron a comprar algunos materiales de construcción poco a poco, pero no fueron suficientes para empezar la construcción debido a la falta de fondos disponibles.

Lorna creció en una casa hogar, ella y su hermano fueron recibidos en el Orfanato Agua Viva. “Fueron los días más felices de mi vida… compartir con otros niños y finalmente tener algo de paz”, explica. “Ahí es donde conocí a Rachel y donde me invitaron a participar en el coro y viajar a los Estados Unidos. Fue muy divertido pasar tiempo con ella y su familia. A lo largo de todos estos años, nuestra amistad ha perdurado… somos como hermanas”.

 

“Le expliqué mi situación a Rachel. Después de un tiempo, recibí la visita del personal de Hábitat y fue una sorpresa total para mí saber que íbamos a recibir la donación de nuestra casa. Cuando comenzamos a recibir todos los materiales, supe que se convertiría en una realidad «.

“No tengo palabras para describir mi felicidad. Me siento muy feliz de tener nuestra casa propia. Este ha sido un hogar para todos. Hemos dado la bienvenida a nuestros familiares y ahora, todas las bendiciones están comenzando a regresar. Al recibir esta nueva casa, podemos tener nuestro propio espacio. Un hogar es el mejor refugio para todos”. Tomás agrega: “¡Estamos agradecidos y felices de tener nuestra propia casa!”.

Sobre su parte favorita de la casa, Lorna responde “¡Todo! Me encanta todo. En el futuro nos gustaría pintarlo con colores brillantes, como el naranja”.

Al recibir esta casa, Lorna y su familia mejoran su calidad de vida… y no solo para ella y su familia inmediata, sino también para el resto de sus familiares; cada uno tendrá su propio espacio, tranquilidad y paz.

La familia termina compartiendo un mensaje a Rachel y su familia: “Estoy muy agradecido con Dios por poner a Rachel en nuestro camino. Me siento muy feliz y agradecido. No hay mucha gente en este mundo que dé este tipo de regalos, pero aquellos que son enviados por Dios tienen esa habilidad, y eso es lo que Rachel. Dios la envió a mí y a mi familia. Recibir esta (casa) es muy especial. Es posible que no podamos devolverles el dinero, pero seguimos orando a Dios para que la mantenga a ella y a su familia bendecidos y que todo lo que nos han dado se multiplique por ellos. Este es un regalo que durará toda la vida, no solo para mí, sino para mis hijos y su futuro. ¡GRACIAS!»

Cristina en un hogar saludable.

Cristina vive con su esposo, Pedro y sus 3 hijos, Sandra, Carlos y Liliana, en Chimaltenango. Mientras Pedro trabaja como agricultor, Cristina se ocupa de los niños y de las tareas del hogar.

Como parte del Programa de Kits Saludables de Hábitat para la Humanidad Guatemala, las familias reciben una estufa para ayudarles a mejorar su calidad de vida a través de mejorar la salud brindándoles un ambiente libre de humo.

“Solía ​​cocinar a fuego abierto, durante más de 7 años, lo que me provocaba enrojecimiento de los ojos y varias quemaduras en las manos” comenta Cristina. Cuando se enteró del proyecto a través de un miembro del comité local, no lo pensó dos veces y se inscribió en el programa.

 

Ella se siente satisfecha con su nueva estufa; “Me siento muy feliz con mi estufa, disfruto preparar mis tortillas y frijoles en ella. También ahorramos mucha leña”.

Cristina nos comenta sobre su experiencia con los voluntarios: «Fue un día divertido, trabajaron muy duro y llevaron todos los materiales para construir». “¡Gracias por todo su apoyo! Nos sentimos agradecidos por nuestra estufa».

mejorando las comunidades y la salud de las familias

Olivia vive con su esposo Benancio y sus 8 hijos en San Juan, Salamá, Baja Verapaz. Mientras Benancio y los niños mayores trabajan en el campo, Olivia y las niñas se ocupan del hogar.

El Proyecto de Higiene Integral de Agua y Saneamiento de Hábitat Guatemala consiste en la instalación de un Biodigestor, inodoro de porcelana, regadera, Filtro Purificador para Agua y la colocación de una torre y tanque de agua en cada hogar para promover y permitir mejores prácticas de higiene. Cuando la familia se enteró del Proyecto, supieron que era una gran oportunidad para mejorar la calidad de vida de su familia.

En la comunidad de San Juan, las familias tienen dos fuentes de agua, pero ninguna de ellas es pura ni fluye de manera consistente. Es por eso que tener un tanque de agua es muy importante para Olivia y su familia. “Gracias a Dios ahora estamos más tranquilos, tenemos un lugar seguro para almacenar agua, para que no se nos acabe, cuando no teníamos suficiente dinero, solíamos beber directamente del fregadero. Tener un Depósito para agua y un Filtro ha sido una gran mejora, ya no tenemos que comprar agua y podemos beber con seguridad del Filtro «.

“Nuestra vieja ducha estaba cubierta con plástico. Ahora es completamente diferente. Es mucho más cómodo ducharnos y tenemos privacidad”, dice Olivia. Continúa explicando sobre sus aguas residuales; “Mi esposo solía dirigir el desperdicio de agua al campo contiguo a la casa. Ahora, ya no estamos contaminando el medio ambiente y se siente bien”. Con su nuevo biodigestor conectado al inodoro y la ducha, se aseguran de que vaya a un solo lugar y no contamine más el medio ambiente.

Olivia nos comenta, «Nos sentimos contentos, gracias a Dios, ¡todos los productos están funcionando bien!, nos sentimos agradecidos con toda mi familia por este proyecto, gracias a todos los donantes. Que Dios te bendiga.»

 

 

Moisés y María en su Casa Hibrida.

Moisés, su esposa María y sus dos hijos, Julissa y Esdras, son los orgullosos dueños de una Casa Híbrida, en San José Chacayá, Sololá. Moisés trabaja como guardia de seguridad, María teje ropa típica y cuida a los niños.

Moisés y su familia son parte de nuestro Programa de Casas Híbridas, la cual es una casa de dos habitaciones construida con una mezcla de materiales como lo son: bloques de adobe, bloques de cemento y madera.

Esta solución es parcialmente subsidiada lo que implica que las familias beneficiarias contribuyen con el costo de los materiales y aporten mano de obra no calificada como la preparación de los bloques de adobe, entre otras tareas.

Durante tres años Moisés y su familia vivieron en una casa construida con láminas y piso de tierra, y antes de eso, residieron con los papás de Moisés, con quienes compartieron la casa con otros siete familiares. “El problema de nuestra casa que estaba construida con láminas, era que durante el día sentíamos mucho calor y durante la noche era mucho más fresco”, dice Moisés.

“Estamos felices y agradecidos con Dios, porque puso a Hábitat en nuestro camino, para ayudarnos, nos gusta todo de nuestra casa, nuestros niños se sienten felices de jugar aquí ahora tenemos un lugar para ellos, para mantenerlos calientes y seguros” menciona Moisés. En el futuro, la familia planea agregar un jardín.

Moisés termina compartiendo un mensaje a los donantes: “¡Estamos agradecidos con todos los donantes que nos apoyaron en la construcción de nuestra casa! Puede que no te conozcamos, ¡pero te lo agradecemos! Que Dios los bendiga, que estén seguros y reciban muchas bendiciones en su trabajo y para sus familias”.

Unidos junto a Hábitat salimos adelante.

Aracely de 37 años, su esposo Alberto de 40 años, y 7 de sus hijos y una nuera, viven en una vivienda Hábitat. Alberto y sus hijos se dedican a trabajar en el campo, mientras ella y sus hijas se dedican a tejidos y juntos decidieron invertir en la vivienda.

Durante 10 años vivieron 14 personas en una casita de lámina; sin embargo, se mantenían con miedo de que el aire se llevará volando las láminas, y normalmente en época de frío o en invierno, sufrían mucho ya que no era un refugio que les cobijará de las inclemencias del tiempo, esto sumado a que no contaban con un piso de cemento, por lo que siempre eran lodazales los que los rodeaban. Antes de esto vivieron con sus suegros en un cuartito todos juntos.

Aracely se enteró de Hábitat hace más de 5 años a través de una amiga, sin embargo, en ese momento no era posible construir una vivienda, por lo que tiempo después regresó a preguntarle sobre la información que le había brindado hace años atrás.

Aracely y Alberto estaban decididos a esforzarse para construir su vivienda, estaban conscientes que no era posible pagar todo de una vez, pero si podían invertir mensualmente en la vivienda que ellos y su familia necesitaban, es por eso visitaron las oficinas de Hábitat con el sueño de una vivienda y confiando en que sería posible construir lo que tanto necesitaban.  Al momento en que les confirmaron que sí, era posible realizar su vivienda, otra de las preocupaciones les surgió, ¿cómo iban a llegar los materiales hasta el área en que iban a construir?, ya que no era posible que un camión llegará hasta el terreno, por lo que juntos como familia decidieron que iban a acarrear el material desde el lugar en donde el camión podía entrar, hasta el sitio en donde iban a construir.

Así fue que lograron tener los materiales cerca, y empezar la construcción de la misma, ahora en la vivienda que con tanto esfuerzo construyeron se sienten seguros, hay calidez, no temen más al viento o las lluvias, disfrutan su casa cada día y agradecen a Dios el refugio que significa para la familia.  Su meta es cancelar lo antes posible su crédito, para así poder construir una vivienda para su hijo y su esposa.

“Nosotros disfrutamos nuestra casa, nos sentimos felices, vemos un cambio porque estamos seguros, nuestros hijos están contentos, a veces nos juntamos todos a desayunar y almorzar acá con la familia, es bonito” nos comenta Aracely.

Con lo de la pandemia, hemos estado tranquilos nosotras no salimos más que para ir a traer trabajo e intentamos tener cuidado.

“Yo les aconsejo a todos los que pueden pagar su vivienda que aprovechen, es bonito tener su casita, y se recibe apoyo de Hábitat”

 

esfuerzo y dedicación para construir mi vivienda

Dalia tiene 44 años, es madre soltera, tiene 3 hijas, y durante más de 25 años alquiló para tener un techo sobre su cabeza y tener a sus hijas protegidas, tiene presente que pasó por más de 10 casas y esto la motivó a esforzarse para construir su vivienda.

Trabaja de en el área de conserjería en una empresa, y cuando le salen trabajos en casa ella los realiza, para poder brindarle a sus hijas lo mejor, hoy en día con ella viven solamente 2 de sus hijas, Dalia nos relata que sufrió mucho, y que no fue fácil llegar a cumplir su sueño, pero con esfuerzo y la ayuda de su papá su sueño se hizo realidad.

Durante la construcción recibió un grupo de voluntarios que estuvieron varios días, apoyando, armando las estructuras de acero de la vivienda que después sirvieron para las columnas. “Me sentí feliz de recibir a los voluntarios, ellos agarraban la piocha y la pala y trabajaban juntos”

“Me siento orgullosa de haber construido mi vivienda, y feliz de recibir elogios cuando tengo visitas, me siento agradecida con Dios que permitió que construyera mi casita”