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My latest ramblings.
Enjoy! I definitely got important things to say
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Mariano lives with his wife Francisca, and their four children in the community of El Canaque, San Marcos, located in the outskirts of Tajumulco Volcano. Mariano works in agriculture, while Francisca takes good care of the children.
It is not an easy road to get to Canaque, but as soon as you enter it, you can notice the warmth of the people and shy smiles of the children watching you.
Mariano is part of our Family Gardens Project, that started on 2014. Six years later, Mariano proudly shows his Garden, filled with a variety of different vegetables. Sharing how their lives have changed and how they have a better nutrition now.
“Before the gardens we bought all the vegetables we needed in San Sebastian, now we just harvest from here. There is no need to buy more,” says Mariano.


Their eating habits have changed too. They have learned new ways to cook all the vegetables they have at their reach, to take full advantage of its nutritional value. Adding new types to their diets too. Improving their life quality; “I have liked working in this project! As part of it, we also received a henhouse for our hens, and they are doing great,” says Mariano.
He is the Leader of Huerto 4. As part of the project, they received a series of different trainings that installed new learnings in them about agriculture, community development and nutrition. “In this garden we are just three people, but we are willing to continue working by ourselves to improve! Keep on harvesting vegetables and keep it clean” says Mariano.
To the volunteers and staff that have worked with the community for the past six years, Mariano says, “thank you! may all receive greetings from us!”




Luis Samayoa dejó una huella en el corazón de cada una de las personas que le rodearon. Dedicó su vida por completo a los demás a través de su trabajo. Por más de 19 años, ofreció sus más grandes cualidades a Fundación Hábitat para la Humanidad Guatemala, quien siempre impactó con su ejemplo de hombre visionario. Siempre será admirado por sus colaboradores, familia y amigos y seguirá siendo el corazón de Hábitat.
Para honrar su memoria, el pasado 16 de noviembre se reunieron colaboradores de Hábitat, familiares, amigos, miembros nacionales, miembros de Comité local y voluntarios en diferentes departamentos del país con el fin de construir hogares más saludables para las familias.
Nuestra oficina ubicada en Chimaltenango fue uno de los anfitriones ya que construyeron 8 estufas mejoradas en la comunidad Joya Grande para familias que únicamente contaban con un pollo abierto hecho de block y una parrilla.
En el Afiliado Costa Sur con el apoyo de voluntarios construyeron una estufa mejorada para Elsa López quien vive junto a su hija de 6 años en el asentamiento Nueva Esperanza Coatepeque. “Gracias por dar su tiempo y ayudarme a construir mi estufa”. Elsa Marilú López Cipriano.
Apoyar a familias con una Estufa Mejorada reduce el consumo de leña, mejora las condiciones de seguridad al manejar fuego cuando cocinan, elimina el humo del ambiente y contribuye en la economía de las familias.
En el Afiliado Quetzaltenango, se apoyó en la construcción de la vivienda de la Familia Rodríguez López trabajando armaduras, columnas y el cimiento de la vivienda, esto con el apoyo de voluntarios y colaboradores de Hábitat. En cada una de las oficinas Afiliadas se honró el ejemplo de generosidad de Don Luis, con el que inculcó a cada uno a hacer realidad el sueño para una familia.

Agradecemos el apoyo de todas las personas que nos acompañaron durante el día ya que con su esfuerzo y dedicación mejoramos las condiciones de vida de 8 familias. Cuando existe ayuda constante es increíble como pequeñas acciones suelen tener gran impacto y grandes resultados en la vida de las familias.
Mangloris vive junto a su esposo Usbaldo y sus cinco hijos en la comunidad de El Canaque, San Marcos. Usbaldo es agricultor y trabaja en las faldas del Volcán Tajumulco, mientras que Mangloris es quien lidera los huertos comunitarios y es parte del Comité de Salud local.
Ella se siente orgullosa de ser parte del proyecto desde hace seis años y nos guía a través de los huertos que están llenos de diferentes vegetales a la vez nos relata sobre como inició “Desde que comenzamos nuestra familia, mi esposo y yo disfrutamos cuidando nuestro propio huerto. Antes del proyecto cosechabamos en un pedacito de tierra. Cuando comenzó el proyecto, ¡nos unimos! y ahora, nuestro huerto ha mejorado enormemente”, comenta Mangloris.
“A través del apoyo de las organizaciones y por nuestros medios, hemos aprendido y mejorado como familia y equipo. Hemos cosechado grandes zanahorias, cebollas y remolachas, para vender en el extranjero, comenzamos a trabajar por nuestra cuenta y compramos nuevas semillas y otros artículos para seguir creciendo y creciendo; el objetivo principal del proyecto era enseñarnos cómo trabajar por nuestra cuenta, y ahora estamos listos».

Para las instituciones que han aportado en el proyecto uno de los objetivos era cambiar los hábitos alimenticios de las familias y diversificar sus dietas para que puedan consumir vegetales diarios y así mejorar su calidad de vida y nutrición.
«Aprendimos a usar cada parte de las verduras que cultivamos al cocinarlas en diferentes recetas para nuestros hijos. También usamos las semillas de las verduras para futuras cosechas, ¡Ha sido una gran experiencia, porque hemos aprendido, cultivado y trabajado juntos! No ha sido un camino fácil. Pero seguimos avanzando. Mi sueño es que algún día, estaremos vendiendo todos nuestros productos en diferentes ciudades»
Mangloris se encuentra muy agradecida con los voluntarios con lo que trabajó en la comunidad “Gracias. ¡Les amamos y extrañamos a todos! Hicimos un gran trabajo juntos. Gracias por elegir nuestra comunidad para que funcione y por enseñarnos. Canaque es una comunidad amable que ha acogido a todos. ¡Que Dios los bendiga!»

“Mi sueño es seguir trabajando en equipo. Necesitamos trabajar juntos como comunidad para continuar mejorando. Y espero seguir trabajando con Hábitat Guatemala y América Solidaria también. ¡Quiero seguir soñando y soñando en grande! Siempre me ha gustado trabajar con las comunidades, motivar a mi equipo y mostrarles cómo seguir soñando y crecer».
En la comunidad Macalajau, El Quiché, Alrededor de 30 familias estuvieron trabajando durante los 4 años del proyecto, lo que augura una sostenibilidad de iniciativa, motivación y validación por parte de la comunidad. Se amplió la diversidad de hortalizas y cultivos en los huertos de la comunidad.
Ámbito nutricional e higiene, el 87.5 por ciento de las familias incorporó hábitos saludables tales como:
Se implementaron talleres de alfabetización y de expresión, las cuales fueron herramientas para el intercambio de experiencias y alianzas con otros actores.
Se abordaron temas como el empoderamiento femenino, planificación familiar, la importancia del trabajo colaborativo para el mantenimiento del tejido social.

En la comunidad El Canaque, San Marcos, se logró mantener una tasa de adherencia al proyecto muy elevada, fueron más de 70 huertos familiares activos, sumando el funcionamiento de cinco huertos comunitarios.
Se implementaron y consolidaron diversas técnicas de construcción de invernaderos, lo que permitió mejorar la producción y contribuir a su diversificación.
Los huertos comunitarios estuvieron orientados a la producción de semilleros, a fin de garantizar la sustentabilidad de la iniciativa.
Vecinos de la comunidad, motivados por el intercambio de experiencias y por los conocimientos adquiridos en los proyectos, lograron crear y consolidar la “Bio-fábrica”, un emprendimiento orientado a la producción y comercialización de biopreparados agroecológicos.
En el ámbito nutricional, se incorporaron hábitos saludables como: el lavado de manos, la desinfección de frutas y verduras, el tratamiento de agua para el consumo y la adecuada alimentación de los menores de dos años y embarazadas.
Luego de 3 años de la intervención el 91 por ciento de las familias incorporó al menos dos de estos hábitos en su quehacer cotidiano. En el consumo de verduras y hortalizas, las familias iniciaron a incluir verduras diariamente en su alimentación ya que únicamente lo hacían 3 veces por semana.
Al finalizar el proyecto la tasa de desnutrición descendió al 52 por ciento, es decir, bajo nueve puntos porcentuales al diagnóstico inicial del 2014. Se conformaron grupos de promotoras de salud quienes hicieron conciencia de la importancia de los hábitos para la salud y alimentación de las familias.
En el ámbito social, se logró una excelente articulación de la comunidad por cada sector, generando cohesión social e identidad entre los participantes. Son las propias familias que establecen y controlan los compromisos adquiridos con el proyecto y la comunidad.
Se trabajó el liderazgo y empoderamiento comunitario, observado hoy en día una mayor apertura hacia personas ajenas a la comunidad y un mejor desplante a la hora de explicar el proyecto y sus beneficios.

En la Comunidad Calanté, El Quiché, se fortalecieron y capacitaron a las familias sobre los bueno hábitos y prácticas de alimentación e higiene en el hogar, permitiendo que se mejore el valor nutricional de los alimentos que consumen con frecuencia.
A los miembros del Comité de Salud se les capacitó sobre los hábitos de higiene y nutrición con los que debe de contar para disminuir la tasa de desnutrición que existe en su comunidad. Para que las familias habiten en un entorno saludable se implementó el Kit Saludable que consiste en una Estufa Mejorada, Letrina y un Filtro Purificador para agua. Asimismo, las viviendas fueron remozadas para que las familias habiten en un entorno adecuado.
A las familias se les brindó y se les enseñó como sembrar sus propios alimentos, el mantenimiento que deben de tener con cada uno de los huertos, esto para que en un futuro puedan vender sus propios cultivos y así mejorará su economía familiar.
En Hábitat no solo nos enfocamos en el tema de construcción de viviendas, también nos enfocamos en brindarle a los guatemaltecos las bases necesarias para mejorar su salud, mejorar la economía comunitaria para que sean comunidades autosuficientes y sostenibles.
Desde el 2014, Hábitat para la Humanidad Guatemala lideró junto a Fundación América Solidaria Chile, el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS), Fundación CIASPE de México y con el financiamiento de Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCI); el “Proyecto de huertos de autoconsumo para familias y comunidades, para educar y mejorar la alimentación de las personas”, con el fin de contribuir a mejorar la calidad de vida de familias y comunidades en condiciones de malnutrición, pobreza y/o exclusión al acceso de una alimentación de calidad.
El proyecto fue ejecutado en 3 comunidades, 2014 inició en la Aldea Macalajau, El Quiché; en el 2015 en la comunidad El Canaque, San Marcos; y 2017 en la comunidad Calanté, El Quiché.
Se beneficiaron a más de cien familias, quienes incorporaron hábitos saludables como: el lavado de manos, la desinfección de frutas y verduras, el tratamiento de agua para el consumo y la adecuada alimentación de los menores de dos años y de embarazadas.
El 12 de noviembre finalizó este proyecto que estuvo centrado en los procesos de equidad, que contribuyen a disminuir la desigualdad y violencia basada en género, en el proyecto se procuró combatir los estereotipos, favoreciendo la inserción de la mujer en los espacios de toma de decisión y de acción comunitaria, mientras que se involucró al hombre en las labores y cuidados del hogar.


Mangloris lives with her husband Usbaldo, and their five children, Mariela (15), Osbin (13), Yohanely (10) Ilsa (7) and Abraham (4) in the community of El Canaque, San Marcos, at the skirts of Volcano Tajamulco. Usbaldo works in agriculture, while Mangloris takes care of the children. Mangloris is very involved in the communal garden and is on the local Health Committee.
It is not an easy road to get to Canaque, but as soon as you enter it, you can notice the warmth of the people and the shy smiles of the children watching you.
Mangloris is part of Habitat Guatemala’s Family Gardens Project that started in 2014. Six years later, she proudly walks us through the community garden, which is filled with a variety of different vegetables. Mangloris shares how their lives have changed and their nutrition has improved.
“Since we started our family my husband and I have enjoyed taking care of our own garden. Before the project we harvested a small piece of land. When this project started, we joined in! Now, our garden has improved tremendously,” says Mangloris.
“Through the support of the organizations and our own means, we have learned and improved as a family and team. We have harvested big crops of carrots, onions and trees to sell abroad.” Mangloris continues, “We started working on our own, and bought news seeds and other items to keep on growing and growing. The main goal of the project was to teach us how to work on our own, and now we are ready.”





By changing their eating habits and diversifying their diets, Mangloris explains that their quality of life has improved. “We learned to use every part of the vegetables that we grow by cooking them in different recipes for our children. We also use the seeds from the vegetables for future harvests.” She continues, “It has been a great experience, because we have learned, grown and worked together! It has not been an easy road. But we continue moving forward. My dream is that one day, we will be selling all of our products in different towns.”
When asked about her personal experience with the volunteer teams that were in the community, Mangloris explains, “Every time that we go out and see our gardens, we remember all of the volunteers. We are moving forward and will continue to keep working with our gardens.”
“My dream is to keep working as a team. We need to work together as a community to continue improving. And I am hoping to keep working with Habitat Guatemala and America Solidaria too. I want to keep on dreaming and dreaming big! I have always enjoyed working with communities, motivating my team and showing them how to keep on dreaming to expand and grow.”
When asked about the seeds received from Rotarians Against Hunger, she shares, “The radishes grew really big! I prepared them in different dishes for my children and they loved it! We learned how to take full advantage of everything here, and now, all of the products are growing properly.”
To the volunteers and staff that have worked with the community for the past six years, Mangloris says, “Thank you. We love and miss you all! We did a great job all together. Thank you for picking our community to work it and for teaching us. Canaque is a kind community that has welcomed all. May God bless you!”
To the seeds donors, Mangloris would like to express, “We are very grateful for the seeds! They have been of great use to all of us. We have harvested and eaten them already. Thank you and may God bless you.”




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