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My latest ramblings.
Enjoy! I definitely got important things to say
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Karen Menéndez, Administradora del Afliado Hábitat Escuintla, nos cuenta que el objetivo del cambio de ubicación de la ofcina es para estar en un punto más accesible a las personas que desean hacer realidad el sueño de construir su casa propia.
Hace 3 meses están ubicados en 1.° Avenida y 1. ° Calle zona 2, C.C. Plaza Palmeras, 1. º Nivel Local 2 Escuintla, tiempo en el que se ha logrado brindar servicios a través de nuestros productos a más familias que viven en los alrededores como a las que vienen de paso por el departamento.
Como equipo de Afliado Escuintla nuestra meta es poder llevar el mensaje que todas las personas pueden tener acceso a una vivienda, a bajo costo a través de un financiamiento que se encuentra accesible a su bolsillo.
Este año celebramos la entrega de nuestra primera casa en Tiquisate, la que ha servido de modelo para nuestros visitantes, porque queremos llegar a todos los municipios del departamento.
“Los esperamos con las puertas abiertas en nuestras oficinas, realizar más sueños de una
casa propia es nuestra meta” -Karen Menéndez, Administradora Oficina Hábitat Escuintla.
Escribe a: escuintla@www.habitatguate.org
Si algo caracteriza al departamento de Zacapa, es su gente alegre, generosa y es así como el pasado 26 de agosto muchos jóvenes se reunieron para celebrar el Día Internacional de la Juventud en la Colonia Luis Samayoa en
Usumatlán, Zacapa; pintando 4 casas en el proyecto de dicha Colonia.

Agradecemos a todos los jóvenes que dedicaron parte de su tiempo a la acción solidaria solo con la finalidad es ayudar a los demás.
Su espíritu de equipo y su gran labor como voluntarios refuerza el compromiso que tenemos con la juventud de cada departamento.
El voluntariado es importante para el progreso de Guatemala, porque a través de el se apoya a comunidades que se encuentran vulnerables ante las diferentes problemáticas sociales que enfrentan actualmente y su trabajo por mejorarlo trae una visión positiva y de esperanza para las familias a las que se les brinda ayuda.

Boris Reyes – Gerente General 
Cardón Chocolates somos una empresa familiar dedicada a la confitería específicamente en el área de chocolates. 11 años atrás al salir de la universidad junto con mi hermano nació la iniciativa de crear una empresa, nuestro deseo era explorar un mercado que no se hubiera explotado aún. Generar presencia como un producto guatemalteco en el segmento de chocolates ha llevado tiempo, ya que la mayoría de productos en su categoría son importados; lo que ha demandado de nosotros calidad y excelencia para competir dentro del mercado guatemalteco.
Nuestra alianza con Hábitat inició cuando nos dieron espacio para llevar a cabo nuestra Responsabilidad Social Empresarial a través de sus proyectos, nuestra experiencia como donante ha sido muy buena gracias a la apertura
que nos han dado, ya que en Guatemala hay mucha necesidad y como aliados compartimos la visión de mejorar las condiciones de vida y la problemática de la vivienda en el país, somos conscientes que falta mucho por hacer.
Hay muchas empresas que brindan ayuda en el área de niñez, salud, violencia, sin embargo la parte habitacional sigue siendo un aspecto de problemática en nuestra sociedad, es por eso que instamos a los que desean involucrar a sus empresas en estos proyectos, que se unan para la construcción de mejores comunidades y por lo
mismo mejores ciudadanos.
“Toda empresa que ama a su país, debe tener responsabilidad social. No solo involucrarse en el desarrollo de la economía, sino también involucrándose en el progreso de forma integral de todos los ciudadanos” – Boris Reyes, Gerente General de Cardon Chocolates.
Conoce más acerca de nuestros proyectos y
únete: https://www.youtube.com/watch?v=YXKmG59YSHY
Durante seis años Astrid Carolina, su esposo Edy Ramírez y sus cuatro hijos, habían vivido en la casa de sus suegros. Fue difícil tomar la decisión de construir pues sus ingresos han sido informales, Edy se dedica a la albañilería y ella a la venta de comida.

Unos amigos les hablaron acerca de la organización y como brindaba ayuda a personas con el deseo de construir.
Esta fue la motivación para acercarse a las ofcinas ubicadas en zona 9, se les brindó toda la información necesaria, completaron los documentos que se les solicitó y cuando ya todo estaba en orden les informaron que habían podían iniciar la construcción, la alegría era tan grande, Astrid y Edy no podían creer que el proceso fue corto y que pronto iban a disfrutar de su casa.
Cuando inició el proceso de construcción su familia y amigos se integraron apoyando desde traer un clavo hasta cargar un saco de cemento, fue impresionante como sus vecinos le decían “Que grande es su familia” al ver la cantidad de voluntarios que se hicieron presentes durante el proceso de construcción, en palabras de Astrid:
“Ahora tanto los voluntarios como Hábitat son nuestra familia”.

Agradecemos el apoyo a Unity Promotores quien donó un porcentaje para la construcción de este nuevo hogar.
Contactanos en todo el país: /https://www.habitatguate.org/contactenos/

Elvin, Jorge, and Oscar are three brothers and three best friends. Like all trios, they undertake adventures together, like running up and down the hills of their community, drawing cartoons on slips of paper, and communicating in hushed tones that only children understand.
Their mother, Bartola, watches from the doorway of her home. It’s been awhile since any of her three boys were sick, and she is relieved. A malfunctioning cooking stove was the culprit of several ailments. “The smoke affected us,” she says. “We bought medicines that were about 10-12 Quetzales per package.” However, they to one small change, a new smokeless stove built by Habitat for Humanity Guatemala volunteers, her boys can now play wherever they desire, their lungs free from smoke fumes.

The new stove, Bartola reflects, is not at all like the old one. “The old stove did nothing but keep us cold when we needed to be warm,” she says. “It had a thick grill and was difficult to heat it. Smoke always leaked out of it, and we also spent too much on wood.” She pauses. “The children were affected a lot. Now, the new stove warms them.”
Bartola explains that the new smokeless stove came about through the courtesy of her neighbors. “We entered Habitat for Humanity’s programming through projects that were taking place in los Encuentros,” she recalls. “One of the families there put me in contact with a promoter for the affiliate, suggesting that they would be connecting with us shortly and following through with a stove.”
She describes the construction process as one of collaboration and determination, pulling all family members together. “The stove was built in April 2017. To cut all the blocks, we took a day with the block machine, and the kids helped out. They also helped clean grills, wet blocks, and put them together. To build the whole stove, it took a day.”
The stove has been beneficial in other ways, especially regarding firewood. In Bartola’s community especially, due to its remote location, any sort of fuel is a precious material and can be difficult to access. “A bundle and a half of wood is very expensive here, and that’s what we were using before the new stove,” she explains. “It’s 300 Quetzales ($43).”
However, the smokeless stove has saved her time and money. “Now, we buy only a little. The extra money goes to food and for the children’s school,” she reflects. Her youngest boys all peep in the doorway, grinning upon hearing reference made to them.
Bartola continues to reveal that her experience working with Habitat Guatemala has pushed her to work on other ventures. “Because of this experience, I want to be more involved in my community. I’m thinking of encouraging other international groups, if they want to support more families in this area. In case that there is another opportunity to support those families, we would be forever grateful.”
As for the group of international volunteers, who played with her children and were friendly, Bartola is incredibly grateful. “Thank you so much. You did something that seemed small, but has made all the difference. And we are excited to have been part of this project.”

Rosa Maria turned twenty-three this past week, and she reflects how different her life has become in the past year. Moving out of her parents’ house was one grand step. Another unexpected, yet, important event was building a new smokeless stove for her home. “For using a little bit of wood and the design of the stove, you can cook quickly and make more plates for family members,” she says.
Rosa Maria and her husband, Maynor, live a few doors down from her mother and younger brothers in the community of Caserio la Fe, a small village located on a gently sloping hillside in the department of Sololá. Rosa Maria is pregnant with their first child, and she is eager to begin a new chapter of independence, something that she has never quite experienced before. However, she recognizes that there are still difficulties. “Here, it takes two half day trips a week to get food for our families,” she explains. “And those are just the basics.”
Stirring a simmering pot of atol, a Mayan corn drink, on her mother’s stove, she alternates speaking in Spanish and Kaqchikel about her relationship with Habitat for Humanity Guatemala. “I shared the experience of learning about the stove with my mother,” she remarks. “I was there when we decided to get involved with Habitat Guatemala. The same day, the same time.”
Around that time, she says, she knew that something had to change for the sake of her health. “I was cooking the ground. It was a hole, and it had no grill for me to use. The smoke affected me the most. It got into my eyes, my throat, my head. I burned myself a lot, and we live somewhere where there is no medical clinic nearby, but rather, a small pharmacy that runs out of supplies a lot.”

Rosa Maria also remembers the economic burdens that cooking in the ground brought her. “We bought wood, which was expensive. 300Q for a bundle,” she mentions. “Now, it lasts me two months, even though the price hasn’t gone down. However, I can cover other household expenses, like eating food.”
Building the stove, she recalls, was a group effort, including many different entities. “For the construction of the new stove, we all worked together using a block machine.” Soon after, a group of international volunteers arrived to help her family put the pieces together. “The group was funny. They hit their heads on the roof because they were too tall.” She giggles. “I remember them playing with my little brothers, eating together, and getting along well.”
When asked if she has any words for the group, she smiles. “I send them my greetings. Thank you very much to them, for the work that they came to do.”
“La casa se cayó” es lo único que alcanzó a entender Wendy de la llamada que recibió de hermano. Wendy y su esposo Óscar se salvaron de milagro, ya que esa noche salieron de casa para celebrar el día del niño a sus dos hijos.
Esa noche 1 de octubre de 2015, una fuerte lluvia provocó el deslizamiento de tierra sobre la comunidad El Cambray 2, que soterró la casa de la familia Suruy, la de sus familiares y cientos de amigos más.

Después de 18 años de vivir en la comunidad, esa noche cambio su vida y lo que se veía como una pesadilla fue sólo el proceso de un nuevo comienzo.
Con la pérdida de todos sus bienes y varios de sus familiares, los padres de Wendy decidieron acogerlos en su casa. En medio del dolor, sentían perder la esperanza de un nuevo hogar al haber sido excluidos del programa que el gobierno estaba ejecutando para beneficiar a 181 familias afectadas por el deslizamiento. Antes de lo imaginado, la esperanza tocó a su puerta cuando el líder de su comunidad les compartió la buena noticia que Hábitat para la Humanidad desarrollaba un proyecto para reubicar a familias damnificadas del Cambray 2, después de recibir la información, decidieron aplicar para acceder a una vivienda.
La vida de la familia Suruy dio un giro total en los próximos meses, al ser beneficiados por personas desconocidas, familiares y voluntarios involucrados en la construcción de su nueva casa.

Wendy sintió como sus oraciones fueron contestadas, esta experiencia es para ellos como una segunda oportunidad en la vida. Hoy animan a más personas a acercarse a Hábitat, pues están agradecidos por el apoyo que se les brindo para tener acceso a una vivienda adecuada, cuando pensaban que serían los últimos, hoy son los primeros de todo el grupo de afectados en habitar una casa propia.
Conoce más de nuestra labor en el país, visita: https://www.youtube.com/watch?v=STuwUB3an7c
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