Los frutos de mi tierra: Mangloris de León

Mangloris vive junto a su esposo Usbaldo y sus cinco hijos en la comunidad de El Canaque, San Marcos. Usbaldo es agricultor y trabaja en las faldas del Volcán Tajumulco, mientras que Mangloris es quien lidera los huertos comunitarios y es parte del Comité de Salud local.

Ella se siente orgullosa de ser parte del proyecto desde hace seis años y nos guía a través de los huertos que están llenos de diferentes vegetales a la vez nos relata sobre como inició “Desde que comenzamos nuestra familia, mi esposo y yo disfrutamos cuidando nuestro propio huerto. Antes del proyecto cosechabamos en un pedacito de tierra. Cuando comenzó el proyecto, ¡nos unimos! y ahora, nuestro huerto ha mejorado enormemente”, comenta Mangloris.

“A través del apoyo de las organizaciones y por nuestros medios, hemos aprendido y mejorado como familia y equipo. Hemos cosechado grandes zanahorias, cebollas y remolachas, para vender en el extranjero, comenzamos a trabajar por nuestra cuenta y compramos nuevas semillas y otros artículos para seguir creciendo y creciendo; el objetivo principal del proyecto era enseñarnos cómo trabajar por nuestra cuenta, y ahora estamos listos».

Para las instituciones que han aportado en el proyecto uno de los objetivos era cambiar los hábitos alimenticios de las familias y diversificar sus dietas para que puedan consumir vegetales diarios y así mejorar su calidad de vida y nutrición.

«Aprendimos a usar cada parte de las verduras que cultivamos al cocinarlas en diferentes recetas para nuestros hijos. También usamos las semillas de las verduras para futuras cosechas, ¡Ha sido una gran experiencia, porque hemos aprendido, cultivado y trabajado juntos! No ha sido un camino fácil. Pero seguimos avanzando. Mi sueño es que algún día, estaremos vendiendo todos nuestros productos en diferentes ciudades»

Mangloris se encuentra muy agradecida con los voluntarios con lo que trabajó en la comunidad “Gracias. ¡Les amamos y extrañamos a todos! Hicimos un gran trabajo juntos. Gracias por elegir nuestra comunidad para que funcione y por enseñarnos. Canaque es una comunidad amable que ha acogido a todos. ¡Que Dios los bendiga!»

“Mi sueño es seguir trabajando en equipo. Necesitamos trabajar juntos como comunidad para continuar mejorando. Y espero seguir trabajando con Hábitat Guatemala y América Solidaria también. ¡Quiero seguir soñando y soñando en grande! Siempre me ha gustado trabajar con las comunidades, motivar a mi equipo y mostrarles cómo seguir soñando y crecer».

Comunidades saludables: Juana Culantro

En muchos de los hogares guatemaltecos, la cocina es el centro de convivencia y en el interior del país las familias cocinan a fuego abierto. Los principales efectos nocivos que tiene cocinar de esta forma son las quemaduras, enfermedades pulmonares y respiratorias, así como enfermedades en la piel y ojos, siendo las mujeres y niños los más afectados.

Juana tiene 27 años vive junto a sus dos hijas y su esposo en la comunidad Joya Grande en Chimaltenango, cuenta que a los 8 años empezó a cocinar junto a su mamá en una estufa construida con 4 blocks que sostenían la parrilla en donde cocinaban sus alimentos.

Ella recuerda que no había un solo día que la vivienda de su mamá no tuviera humo, cuando se casó y se fue a vivir con su esposo, la cocina se encontraba separada de las habitaciones lo que les permitió descansar sin el molesto humo; sin embargo, en la cocina no se podía permanecer, nos cuenta Juana.

Con el apoyo de voluntarios a Juana se le construyó una Estufa Mejorada, la cual reduce el 95 por ciento del humo dentro de la vivienda y el consumo de leña, mejorando la economía del hogar y la salud de las familias guatemaltecas.

“Me siento muy contenta con esta nueva estufa, mi casa ya no se  llenará de humo, agradezco a los voluntarios que me ayudaron a construirla, fueron momentos de mucha alegría cuando se terminó de construir”. Juana Culantro, beneficiaria Hábitat.

Comunidades Saludables: Familia Yus Solís

El Programa de Kit Saludable está enfocado en mejorar la calidad de vida de las familias en extrema pobreza, a través de un Filtro Purificador para agua, una Letrina de pozo ventilado y una Estufa mejorada. Con la implementación de estos tres elementos, se garantiza la potabilidad del agua, saneamiento del entorno y la erradicación del humo dentro de la vivienda, previniendo desnutrición, enfermedades gastrointestinales y respiratorias, haciendo familias más saludables.

Este programa es implementado en algunas de las comunidades del país y una de ellas es la comunidad El Rejón en Sumpango, en donde la mayoría de los pobladores de la comunidad se dedican a la agricultura y las familias que residen en la comunidad no poseen servicios básicos.

La familia Yus Solís es una de las muchas familias que recibieron el apoyo de Fundación Hábitat. Olga Solís, ha vivido en la comunidad durante años junto a sus dos hijas y su esposo Rogelio, quien se dedica a la agricultura; Por otro lado Olga, desde que tiene memoria siempre ha cocinado a fuego abierto esto provocándole ciertas quemaduras en sus manos y que el humo y hollín permanezca en su vivienda, afectando la salud de la familia y sobre todo la de sus hijas quienes la ayudan a preparar los alimentos.

Gracias a la construcción de una Estufa Mejorada, la familia ha sentido un cambio en su salud ya que no se queman sus manos y sus ojos ya no los mantienen irritados.

La falta de drenajes en El Rejón ha hecho que las familias construyan sus propias letrinas, pero no de forma adecuada ya que son construidas con tallos de maíz seco, nylon y block, que con las lluvias y el paso de tiempo se comienzan a caer y a desmoronarse.

El 30 de agosto se llevó a cabo la construcción de 14 letrinas, en donde una de ellas era para la familia.  Ahora Rogelio, Olga, Britany y katerine,  se encuentran disfrutando de un entorno seguro y saludable. “El baño era lo que más necesitábamos y ahora que lo tenemos me siento contenta, me gusta porque tiene paredes y un techo. Ahora tendremos privacidad”. Exclamó Olga

Olga envía toda su gratitud a todas las personas que apoyaron a mejorar su vida. “Ustedes han mejorado la vida de mi familia, estoy muy contenta y agradecida con el trabajo”. En Hábitat deseamos que cada una de las familias y comunidades vivan en un entorno saludable.

Construyendo sueños: Merlin Ortega

Contar con una vivienda adecuada tiene un impacto no sólo en la salud de la familia, sino también en el bienestar de las comunidades. Cuando las familias adquieren su vivienda obtienen la seguridad y la estabilidad que un hogar les puede brindar. En Guatemala miles de familias no cuentan con un espacio adecuado en donde vivir, es por ello que en Hábitat trabajamos para llegar a cada una de las comunidades .

Este es el caso de Merlin Ortega de 23 años, quien reside en el municipio de Santa María Ixhuatán en Santa Rosa. Conoció a Hábitat por medio de su hermana, quien le habló sobre las cuotas cómodas, los modelos de vivienda con los que se cuenta y los beneficios que tendría al invertir en su vivienda.

Merlin y su papá siempre habían vivido en la casa de su hermana, pero ellos deseaban contar con su propio espacio y ya que su papá le había heredado un terreno no dudó en acercarse a nuestra oficina. En tan solo 15 días contactaron a Merlin para indicarle que su crédito había sido aprobado, en ese momento la felicidad la invadió y no podía creer que a sus 23 años iba a contar con una vivienda propia.

Voluntarios de Whirlpool se pusieron manos a la obra en las distintas etapas de construcción, realizando distintas actividades como armar estructuras de hierro, trasladar materiales y apoyaron en nivelar el terreno. El aporte de los voluntarios es de gran importancia no solo para la economía de la familia, sino para la vida de cada uno de los voluntarios, que con un poco de tiempo y esfuerzo dejan un pedazo de su corazón en la construcción de un nuevo hogar.

 

“Agradezco mucho el apoyo que Hábitat me brindó, no hay palabras para describir lo emocionada que estoy, también gracias a los voluntarios de Whirlpool quienes con mucho entusiasmo me apoyaron en la construcción de mi casita”. Merlin Ortega, propietaria de una vivienda Hábitat.

 

Comunidades saludables: Blanca Chocón

El pasado 17 de agosto se visitó a familias de la comunidad Ciénaga Grande en Chimaltenango, quienes fueron beneficiadas con una Estufa Mejorada. Conocimos a Blanca Chocón quien vive en dicha comunidad desde hace años.

Blanca junto a su esposo y sus seis hijos, viven en condiciones de pobreza pero siempre buscan salir adelante. Antes de contar con una estufa ahorradora, Blanca cocinaba a fuego abierto en una “estufa” fabricada con un par de blocks y hierros que separaban la leña de su comida, pero gracias a las líderes comunitarias conocieron la labor de Hábitat y se involucraron en el proceso de adquirir su Estufa Mejorada.

A Blanca conseguir leña le lleva 3 horas ya que tiene que caminar al bosque en donde paga Q12 para que la dejen entrar y así puede buscar la leña que necesita. En ocasiones su esposo y sus hijos la acompañan a recoger leña para que les tarde más tiempo. Blanca y su hija de 12 años están muy contentas de su nueva estufa, ya que podrán cocinar y hacer tortillas al mismo tiempo sin quemarse.

 

“Es alegre ver a los jóvenes trabajar algo que es para nosotros, se ven contentos y con ganas de construir”. Blanca Chocón, beneficiaria de una Estufa Ahorradora de Leña.

 

 

Construyendo sueños: Amalia Cayú

En Guatemala, más de un 1.7 millones de personas no cuentan con una vivienda adecuada o no cumplen las condiciones mínimas de habitabilidad, como por ejemplo, paredes de block, techo, piso o acceso a agua potable.

Tal era el caso de Amalia, que con sus 3 hijos viven en Totonicapán, ella se dedica a realizar tejidos típicos y a vender pollo, por lo que para su familia era económicamente difícil optar a un crédito o un financiamiento para poder construir su vivienda.

Hace dos años, gracias a referencias de un amigo, Amalia se enteró de las facilidades que Hábitat le podía brindar para la construcción de su vivienda, por lo que muy emocionada se acercó a nuestra oficina en Totonicapán, en donde le ayudamos y capacitamos para poder realizar el sueño de una vivienda propia.

En cuestión de 15 días el crédito de Amalia se aprobó, muy entusiasmada llegó a contarles a sus hijos que iban a tener un nuevo hogar.

Ahora Amalia y sus tres hijos, disfrutan de un nuevo hogar, permanente, saludable y construido con materiales que cumplen con estándares de calidad.

Comunidades saludables: María Yancós

Los pobladores de la comunidad Bola de Oro, llevan años dedicándose a la agricultura. Actualmente las viviendas de la comunidad están construidas de láminas, nylon y son pocas las que cuentan con paredes de block.

Doña María Yancós de 53 años de edad, vive con sus hijos y sobrinos, y desde que tiene memoria ha cocinado a fuego abierto y esto le ha afectado en su salud.

Ella es la única persona que cocina en su casa y la cantidad de humo que inhala le provoca tos y que sus ojos se mantengan irritados.

Por medio de la lideresa de la comunidad Doña Rosa se enteró del proyecto Estufas Mejoradas y no dudó en aplicar para mejorar la calidad de vida de ella y de su familia.

Ahora Doña María se sentirá más saludable, los dolores musculares desaparecerán y ayudará a reducir  la tala de árboles. Con este programa no solo mejoramos la calidad de vida de las familias y ayudamos al medio ambiente sino también contribuimos a la economía familiar.

Construyendo sueños: Rolden Velásquez

En el Barrio San Miguel en Siquinalá, Escuintla se encuentra el terreno en donde vivía la familia de Rolden Velásquez. Ahí habitaban en un cuarto construido de materiales como lámina, cartón y madera, no contaban con puertas, el piso era tierra y en cada invierno, la lluvia y el lodo hacían estragos.

Don Rolden es vendedor de libros en los buses del área de Escuintla. Él soñaba con una casa propia, pero sus ingresos no le permitían ahorrar y construir; sin embargo, nunca descartó la idea de que un día su sueño se realizaría.

Gracias al rótulo que Hábitat coloca en sus construcciones, Rolden se enteró de la oportunidad de construir su vivienda con Hábitat. Con pena pero con confianza decidió preguntar sobre como podría él construir su propia vivienda.

No transcurrió mucho tiempo para que se acercara a nuestra oficina en Escuintla a solicitar información, la alegría lo invadió al enterarse que las cuotas eran accesibles y que optar a la construcción de un nuevo hogar estaba más cerca que nunca. Tres meses tardó la autorización de crédito y la construcción de su nuevo hogar.

Ahora Rolden y sus cuatro hijos se encuentran en un hogar con un espacio amplio, con servicios que les brinda comodidad, seguridad y bienestar, en donde juntos pueden disfrutar momentos de felicidad en familia.

 

“Agradecemos el apoyo de Fundación Hábitat, por darnos la oportunidad de adquirir nuestra casa. Animamos a las demás personas para que tengan la misma experiencia que nosotros y se acerquen a construir su casa”. Don Rolden, beneficiario de vivienda Hábitat.